Cute Black Pencil Cinco consejos sobre creación de personajes

Cinco consejos sobre creación de personajes



Muchas veces he leído eso de que "mis personajes me hablan y hacen lo que quieren", "construyen la trama", "necesitan que siga escribiendo sobre ellos". Y no es solo que lo haya leído, es que yo misma lo he dicho.

La locura del escritor. En el imaginario colectivo el autor o autora, sentada frente a su vieja máquina de escribir, charla animadamente con los personajes que ha creado. Entes que, hasta hace muy poco, ni siquiera existían. Mientras escribe, su rostro construye expresiones que los propios personajes están desarrollando dentro de la historia. Si el protagonista está enojado, el escritor escribe con furia las palabras en el diálogo. Si está feliz y dichoso, el escritor sonríe con júbilo. 

El oficio de escribir debería ser precisamente esta especie de locura: la CREATIVIDAD y la IMAGINACIÓN. Escritas así en mayúsculas no en vano. Hay quién piensa que hablar con los personajes no es viable, ni posible. Incluso escritores/as lo dicen y aseveran:

¿Cómo vas a hablar con los personajes? Ellos no van a responder, tú los has creado, no están vivos, no son reales.

He aquí la paradoja realidad-ficción. Cuando lees un libro o ves una película, una obra de teatro, lo que sea, esperas emocionarte, obtener alguna reacción, rabia, desazón, alegría, entretenimiento mismo. Si un libro o una película consigue que por un momento formes parte de la trama es gracias, en parte, a los personajes. Estos están vivos cuando los observas o lees sobre ellos. Y es una metáfora sí; quizá mi Nube Detormenta no está sentada junto a mi ordenador esperando a que continúe escribiendo sobre ella y sus aventuras, no lo está fisícamente, pero si soy capaz de imaginar algo así, ¿cómo no voy a poder dotar de magia a ese personaje? La base de cualquier historia, además del argumento en sí, son los personajes. Cualquier elemento puede ser un personaje, no es necesario que sea una persona (aunque personaje refiera a eso mismo) 

PERSONAJE: cada una de las personas o seres, reales o imaginarios, que aparecen en una obra artística, ya sea teatral, literaria o cinematográfica. Cualquier tipo de ser vivo, animal, dioses e incluso objetos inanimados. Es difícil imaginar una obra sin personajes.

Entonces, ¿qué debo hacer para construir personajes memorables? He aquí una lista de consejos que he ido razonando según avanzaba mi periplo por la escritura. No son infalibles, ni funcionan igual para cada estilo literario, pues no es lo mismo escribir fantasía (por ejemplo) que drama contemporánea o romántica. Sirvan todos ellos simplemente para pensar sobre los personajes que ya hemos construido (si es que ya has escrito algo) o los que están por construir. Sin entrar en detalles de cómo hacerlo, sino más bien de qué hacer con ellos; y siempre en base a mi propia experiencia.

Antes de comenzar, seguro que has leído mucho sobre: 

-Tipos de personajes (planos, redondos, tipo, arquetípico...)

En esta entrada en particular no voy a hablar sobre ello, ya que existe mucha información al respecto. Vamos más allá. Piensa un segundo y elige a alguno de tus personajes:

¿Alguna vez te has preguntado quién es el personaje que has creado? Quién es, sí. De dónde ha salido, cuál fue la primera vez que pensaste sobre él, en qué momento te decidiste a otorgarle unas características únicas (físicas y mentales), ha evolucionado con el argumento de la novela (si ya has escrito sobre él) o solo se ha quedado rígido dentro de lo que esperabas de él en tu ficha de personaje. ¿Es igual a alguno que ya hayas creado antes? ¿Si le cambias el nombre o el género, sigue siendo él o ella mismo/a? 

CONSEJO NÚMERO 1 Pregúntate y responde: ¿Quién es y por qué es tan importante? ¿Qué hace ahí ese personaje? Si no estuviera, ¿la novela sería igual?



Tal vez ya estés huyendo al leer este consejo. Reflexionar no es algo muy habitual en nuestros días de celeridad y desenfreno mental. Pero ¡créeme! es tan o más importante que el mero hecho de escribir. Somos como el creador de Frankenstein, dando vida a algo inerte.


CONSEJO NÚMERO 2: ¡No juzgues! Utilizar a los personajes para construir la trama es bien. Esta se desarrollará con mayor naturalidad, pero 🙊de ahí a usarlo para juzgar los hechos que están sucediendo hay un paso. No hay nada que me desagrade más al leer una historia (y creo que a la mayoría de lectores también) que me digan qué debo pensar. Casi siempre se intuye cómo se está sintiendo un personaje según transcurre la historia. Si el personaje está bien construido, podrás hacer incisos en los diálogos que muestren sentimientos que el lector no pueda dilucidar por su cuenta, pero ¡por favor! No entres en especificar cada uno de esos sentimientos, sin dejar al lector que los descubra. 



CONSEJO NÚMERO 3: Uso y abuso de los personajes. Como dije en el anterior "consejo", usar a los personajes para construir la trama es algo que me parece oportuno, peeeero tampoco abuses. Imagina un mundo nuevo que has creado para tu historia. Una labor de worldbuilding encomiable, de la que el mismísimo Sanderson estaría orgulloso. Con tanta información como has reunido y esquematizado, sentirás la terrible tentación de ponerlo como sea dentro de la historia para que el lector sepa que has trabajado muy duro. Sin embargo, usar a personajes (que ya viven dentro de ese mundo y por tanto, lo conocen) para que desvelen esa información no resulta creíble. Primero, porque ellos ya saben lo que están contando, de hecho viven allí, que repitan esa información solo para que el lector la lea, se nota y mucho. 

¿A qué da lugar esto? A diálogos interminables con una cantidad ingente de datos, lugares y situaciones que no llegas a comprender porqué la recita un personaje importante como si fuese el catecismo de alguna religión. No tengas miedo de usar el narrador para esos asuntos de explicación de mundo, y ¡raciona bien! Meter toda la información de golpe solo aturulla al lector y dan ganas de quemar el libro.


CONSEJO NÚMERO 4: D i f e r e n c i a c i ó n. Hoy en día es muy común ver personajes de todo tipo, algunos parecen metidos con calzador, otros fluyen con la trama. Lo que no debería ocurrir de ninguna manera (según mi opinión, que no soy de verdades absolutas, no se enojen) es que todos tus personajes sean iguales, que piensen como tú porque es lo más cercano que tienes de ejemplo, que reaccionen siempre del mismo modo o por la contra vayan a los extremos de reaccionar de maneras increíbles que nadie se cree, valga la redundancia. Esto nos lleva de nuevo al consejo número 1 por lo cual reitero que es muy importante reflexionar sobre los personajes que construyes. Y si llegas a la conclusión de que son todos clones, entonces algo has hecho mal. 


CONSEJO NÚMERO 5 Confía en ellos. Leí muchas opiniones al respecto de gente (lectores y escritores, personas del mundo, en general) que piensa que estás tururú si crees que tus personajes hacen lo que quieren, te llevan por caminos desconocidos o construyen ellos mismos la trama. Como dije al principio, si tú, como escritor, no eres capaz de imaginar esa linda historia de que tus personajes están vivos de algún modo, es que capaz no te puedes denominar escritore (sorry not sorry). Así que si tienes la suerte de tener una mente abierta, cuando escribas y el personaje de turno te dicte cómo continuar, hazle caso. Rara vez se equivocan. 


Y hasta aquí consejos que nadie ha pedido y sin embargo, he compartido. ¡Feliz escritura! ✍️

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