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Reseña MOMO • Michael Ende

 

La primera lectura de 2025 fue una bonita casualidad. No estaba entre mis libros físicos pendientes (aunque en realidad sí desde hace muchos años) pero me encontré el libro en una caja esperando a ser descubierto y eso hizo que fuese más especial, si cabe, su lectura. Como muchos sabréis, Momo es una de las novelas más conocidas de Michael Ende, junto a La historia interminable, la que tampoco necesita demasiadas presentaciones. 

Breve resumen y sinopsis
Momo es una niña que tiene el don de saber escuchar, no solo eso, las personas se sienten bien cuando hablan con Momo, incluso si ella permanece en silencio. Su mera presencia hace feliz al desdichado. Pero los tiempos están cambiando en la ciudad y la amenaza de los hombres grises es cada vez más real. Los hombres grises se dedican a robar tiempo. El tiempo de los hombres. ¿Cuántas veces has dicho eso de "no tengo tiempo"? ¿Y qué haces con ese tiempo que ahorras? 

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Sinopsis de MOMO
Momo es una niña con un don muy especial: solo con escuchar consigue que los que están tristes se sientan mejor, los que están enfadados solucionen sus problemas o que a los que están aburridos se les ocurran cosas divertidas. De repente, la llegada de los hombres grises va a cambiar su vida. Porque prometen que ahorrar tiempo es lo mejor que se puede hacer, y pronto nadie va a tener tiempo para nada. Ni siquiera para jugar con los niños. Momo es la única que no cae en la trampa, y con la ayuda de la tortuga Casiopea y del maestro Hora, llevará al lector a una aventura fantástica llena de enseñanzas sobre la amistad, la bondad y el valor de las cosas sencillas. En definitiva, sobre lo que de verdad nos hace felices.

Mi opinión
Cuando empecé a leer la historia me volvía a reencontrar con Momo (lo cierto es que hace tiempo había empezado a leer este libro, pero no terminé) Momo está ahí, vive sola en un antiguo anfiteatro, no se sabe muy bien de dónde procede. Se dedica a escuchar a las personas, loable causa en un mundo loco. Las escucha sin hablar y sin juzgarlas, sobre todo. Entonces las personas se sienten bien porque se sienten comprendidas. ´

Esta primera aproximación a la historia me produjo mucha simpatía hacia Momo, incluso aunque no tenemos la oportunidad de conocerla más allá de la descripción que Ende da sobre ella: pelo descuidado, ropa harapienta y camina descalza. Podría ser esa metáfora de lo que es la humildad, o podría ser solo una niña huérfana que no tiene zapatos. Una niña que está sola, pero que no lo está, porque todos quieren estar a su lado.
Lo que la pequeña Momo sabía hacer como nadie más era escuchar. Eso no es nada especial, dirá, quizás, algún lector; cualquiera sabe escuchar. Pues eso es un error. Muy pocas personas saben escuchar de verdad. 
Un buen día aparecen los hombres grises. Entonces, empieza a hablarse muy profundamente del concepto del tiempo y lo que hacemos con él, o más bien ¿qué somos, sino tiempo? Tiene unas cuestiones bastante profundas y filosóficas detrás de las palabras aparentemente sencillas de lo que Michael Ende quería transmitir en este cuento, quizás para niños, pero no tan para niños, se encuentran varios mensajes y metáforas, que cada lector interpretará desde su propio prisma. He aquí el mío. 

El tiempo es un concepto abstracto. Existe porque lo medimos y muchas veces nos peleamos con él, otras veces se nos hace corto… Ahí estamos, hechos de retazos de tiempo y recuerdos. El tiempo es algo más profundo que una simple acumulación de horas. 
Existe una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ello, todo el mundo lo conoce, pero muy pocos se paran a pensarlo. Casi todos se limitan a tomarlo como viene, sin hacer preguntas. Esta cosa es el tiempo. Hay calendarios y relojes para medirlos, pero eso significa poco, porque todos sabemos que unas veces una hora puede parecernos una eternidad, y otras, en cambio, pasan un instante. Depende de lo que hagamos durante esa hora, porque el tiempo es vida y la vida reside en el corazón.
Los hombres grises intentan convencer a las personas de que no malgasten el tiempo en hacer cosas cotidianas y pequeñas, como puede ser estar con amigos, o quizás disfrutar de una puesta de sol. Si trabajan más rápido tardarán menos tiempo y ahorrarán ese tiempo. 

Las personas no son conscientes de la existencia de los hombres grises, que a su vez están hechos de tiempo. Ese mismo que roban. Esto es pura fantasía, evidentemente, pero dentro de esa fantasía existe ese punto filosófico. Entonces, los hombres grises dicen que hay que ahorrar tiempo, pero si no puedes hacer lo que te gusta, ¿para qué querrías el tiempo? 

Así que ya no podían celebrar fiestas de verdad, ni alegres ni serias, el soñar se consideraba entre ellos casi un crimen, pero lo que más les costaba soportar era el silencio, porque en el silencio les sobrevenía el miedo, porque intuían lo que en realidad estaba ocurriendo con su vida, por eso hacían ruido siempre que los amenazaba el silencio, pero está claro que no se trataba de un ruido divertido como el que reina allí donde juegan los niños, sino de uno airado y pesimista que de día en día hacía más ruidosa la ciudad.

Me llamó la atención cómo el autor resalta el valor de las pequeñas cosas y cómo, además, los niños no se ven afectados por los hombres grises. Quizás los niños (o al menos los de la época de Ende) son los que menos sufren al sentir que pierden el tiempo, de hecho no tendrían ni capacidad de pensarlo como tal. 

Los niños son nuestros enemigos naturales. Si no existieran hace tiempo que la Humanidad estaría en nuestras manos. Los niños son mucho más difíciles de empujar al ahorro de tiempo que todos los demás hombres.

También los propios niños son descuidados por sus padres, ya que “no tienen tiempo” de jugar con ellos o atenderlos, los niños acuden a Momo para divertirse o escuchar las historias de Gigi. Por cierto Gigi y Beppo, el barrendero, los otros dos protagonistas junto al maestro Hora y la tortuga Casiopea (bonito y revelador nombre) son unos personajes fuertes y decididos. Tal vez Gigi representa esa creatividad, pues cuenta historias, y Beppo la constancia en el trabajo. Casiopea, la tortuga que puede ver el futuro con media hora de antelación, podría representar la paciencia y la virtud de valorar el camino, más allá de a dónde se quiera llegar.

Se observa también una crítica social al consumismo y el capitalismo en aquel entonces emergente (si Ende levantase cabeza...) cuando los hombres grises chantajean a Momo con juguetes que a su vez necesitan más y más cosas: nuevos vestidos, una casa, un novio... Cosas innecesarias que crees que necesitas, bien porque otros la tienen o bien porque ni siquiera lo piensas. Momo no cede a los chantajes, como buena representación de todo lo que está bien en el alma de un niño inocente.

Tenemos que permanecer desconocidos, nadie ha de saber que existimos y qué estamos haciendo. Nosotros nos ocupamos de que nadie pueda retenernos en la memoria... Solo mientras nos mantengamos desconocidos podremos hacer nuestro negocio, un negocio difícil, sangrarles el tiempo a los hombres hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo... porque todo el tiempo que ahorran lo pierden, nosotros lo almacenamos. 

El tiempo que tenemos es el tiempo de nuestra vida, digamos el que alguien (quien sea, según nuestras creencias) otorga a cada persona y nosotros decidimos qué hacer con él, o eso pensamos. Tal vez Ende ponía el dedo en la llaga un poco más allá, los poderosos, véase gobiernos o multinacionales, son los que se quedan con nuestro tiempo, manteniéndonos ocupados mientras trabajamos para ellos, entreteniéndonos. 

Momo está dispuesta a encontrar la verdad detrás de los hombres grises y así lo hará. La última parte del libro se vuelve más fantasiosa, pero sigue siendo metafísica y aplicable a la realidad. En algún momento Momo se queda sola y entonces se da cuenta de que no le servirá de nada tener tiempo si no tiene a nadie con quien compartirlo. 

Hay riquezas que lo matan a uno si no puede compartirlas.

Se sostiene bien esa metáfora de que al final si no se “pierde el tiempo” en pequeñas cosas que alegran el corazón la existencia se vuelve monótona y sin sentido. La enfermedad del aburrimiento mortal, que dicen.

Un día ya no se tiene ganas de hacer nada. Nada le interesa a uno, se aburre. Y esa desgana no desaparece, sino que aumenta lentamente. Se hace peor de día en día, de semana en semana. Uno se siente cada vez más insatisfecho con uno mismo y con el mundo. 

Me gustó mucho la tortuga Casiopea con su lento andar y sin palabras consigue decir mucho más que algunas personas dogmáticas del mundo real. Es Momo un cuento feliz muy en el fondo, que deja enseñanzas sabias y que todo el mundo debería leerlo. Puede que las enseñanzas que extraiga sean distintas a las mías, y esa es la magia de los libros. 

Comparto el enigma que el maestro Hora le dice a Momo y si has leído hasta aquí mostrando tu paciencia y entrega, puedes comentar si conoces la respuesta.

Tres hermanos viven en una casa:
son de veras diferentes;
si quieres distinguirlos,
los tres se parecen.
El primero no está: ha de venir.
El segundo no está: ya se fue.
Solo está el tercero, menor de todos;
sin él, no existirían los otros.
Aún así, el tercero solo existe
porque en el segundo se convierte el primero.
Si quieres mirarlo
no ves más que otro de sus hermanos.
Dime pues: ¿los tres son uno?
¿o solo dos? ¿o ninguno?
Si sabes cómo se llaman
reconocerás tres soberanos.
Juntos reinan en un país
que ellos son. En eso son iguales.

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