Como ya avanzaba en otra entrada de este blog, no soy una persona constante. El sólo hecho de pensar en constancia hace que mi mente opine que jamás podré serlo y eso me entristece. Puede que para algunas cosas tenga la suficiente capacidad como para ponerme en serio y sacarlas adelante, pero vaya si me cuesta.
En la escritura la constancia me abandona progresivamente, no es algo premeditado, surge sin más.
Puedo combatir a mi cerebro aunque en ocasiones él gana la partida por testarudo y cómodo.
Más que nada es comodidad, soy consciente mas no constante.
No hay peor sensación -pienso yo- que darse cuenta de algo y no poder poner remedio por más que se intente. Tal vez no lo intente con toda la profusión que debería. Incluso debería eliminar ese "tal vez" porque esa es solo otra excusa de mis amados sesos cerebrales y mi querida materia gris.
Si no me percatase todo sería más fácil, no me sentiría un fracaso galopante en el ámbito de la escritura y aunque ésta sólo sea para mi considerada como un hobby, sé que en el fondo me gusta tanto como para dedicar mi vida a ella.
De nada sirve darme sermones internos si a los dos días ya se me han olvidado y abandono todo como si nada ... Me siento culpable, sí, y ¿me importa? No realmente.
¿De qué me sirve conocer o leer técnicas que ayudan a alejar la inconstancia? ¿En que me ayuda saber que le pasa a la mayoría de la gente? En realidad, de nada vale.
Me he rendido. He perdido la fe en mi misma, necesito que alguien me ponga una fecha límite de entrega, unos horarios y plazos. Presión y más presión. Si eso ocurre ¿llegará el agobio? Es posible ¿o es sólo otra excusa más del testarudo "brain"? Seguro.
La teoría me la sé muy bien, veamos que tal se me da la práctica.
<<Hoy empiezo con la técnica del pomodoro>>
a ver entonces,déjate de excusas y de volver para atrás en lo que escribes pensando que es malo,ese es el verdadero problema,desmotivarse uno sólo. :/
ResponderEliminar¡Gracias por tu comentario! En breve, recibirás una respuesta